La imprudencia de los motoristas: un llamado urgente a la acción

Por: Mariano Jazmín
“La Pluma de Oro”

En las calles de nuestro país, el caos ya se ha convertido en algo normal, día a día, quienes transitamos por las vías públicas somos testigos de las conductas temerarias de los motoristas, especialmente del sector motoconchista, delivery y motor uber, la imprudencia con que se desplazan no solo pone en peligro sus propias vidas, sino también las de quienes compartimos la vía.

Es común observar cómo ignoran las señales de tránsito, invaden carriles indebidos, cruzan semáforos en rojo, calibran y circulan a alta velocidad entre los vehículos, sin el más mínimo respeto por la seguridad vial, los daños materiales causados por estas acciones también son considerables. ¿Cuántos conductores no han tenido que reparar retrovisores rotos o puertas rayadas tras un choque con un motorista que huyó sin asumir responsabilidad?

Peor aún, el costo humano es devastador, los accidentes provocados por este tipo de conducción imprudente han resultado en lesiones graves e incluso en la pérdida de vidas; es alarmante que una actividad tan común y necesaria, como el transporte en motocicleta, se haya convertido en un peligro constante para todos.

Por ello, hacemos un enérgico llamado a las autoridades para que presten atención a esta problemática, urge implementar medidas contundentes, desde operativos de fiscalización en las vías hasta sanciones más estrictas para quienes infrinjan las normas, pero no solo se trata de castigos, es crucial apostar por la educación y concientizar ese sector.

Propongo la creación de programas especiales enfocados en la educación vial para los motoristas, estos programas deben enseñar desde el respeto a las señales de tránsito hasta la importancia de su rol como actores clave en la movilidad urbana; iniciativas como talleres obligatorios, campañas de sensibilización para poder operar en las calles podrían marcar la diferencia.

La situación actual no solo es insostenible, sino que es una amenaza para la seguridad colectiva, si no actuamos ahora, el costo en vidas humanas y en bienestar social seguirá creciendo, es momento de tomar acción para transformar este sector y garantizar que nuestras calles sean más seguras para todos.

La responsabilidad nos compete a todos, pero el primer llamado es para quienes tienen el poder y la capacidad de regular esta actividad; ojalá encuentren en nuestras palabras el impulso para actuar con determinación.

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